Un mito bastante extendido sobre la energía fotovoltaica es que el rendimiento de las placas solares en invierno se reduce. O que se pueden estropear con las temperaturas bajas. Como hemos dicho, solo es un mito… Vamos a ver qué hay de cierto en ello.
El rendimiento de placas solares en invierno es más alto
Definitivamente, los paneles solares sí funcionan en invierno.
Es más, está demostrado que el rendimiento de las placas solares en invierno es incluso mejor, cuando las temperaturas son bajas. Esto se debe a que precisamente es el calor el que podría reducir la eficiencia de las placas si se calentaran demasiado. Cuando las placas solares se exponen a temperaturas elevadas, pueden experimentar un fenómeno conocido como «efecto de degradación térmica».
Este efecto se debe al aumento de la temperatura de los componentes electrónicos de los paneles, lo que puede reducir la eficiencia de conversión de energía solar en electricidad. En cambio, a temperaturas más bajas, los electrones tienden a moverse con mayor eficiencia a través de los materiales semiconductores, lo que mejora la eficiencia general del panel.
Justo lo contrario de lo que dice nuestro amigo el mito.
Además, las temperaturas bajas pueden contribuir a una mayor vida útil de las placas solares. Sin embargo, tal y como hemos comentado, la exposición prolongada a altas temperaturas puede acelerar el desgaste de los materiales.
La clave es que los paneles solares no generan energía a través del calor, sino mediante la luz solar. Incluso en los climas más fríos, una instalación fotovoltaica transformará esta luz en electricidad. Lo que sí ocurre en invierno es que la luz solar que incide sobre las placas fotovoltaicas es menos productiva que la del verano.
¿Esto quiere decir que en verano la luz viene cargada con más energía? No. Tal y como te explicamos en el artículo sobre cómo funcionan las placas solares, la luz solar es la misma y está cargada con la misma energía, lo que ocurre es que en invierno puede cambiar la radiación que recibe la placa.
Por un lado, entre las nubes y que los días son más cortos, en invierno suele llegar menos radiación solar a los paneles. Y, por otro lado, también afecta la inclinación de los rayos del sol: los paneles son más eficientes si los rayos les alcanzan perpendicularmente. Por eso hay que tener en cuenta la orientación y la inclinación de las placas solares al hacer la instalación.
Y siento decirte que también el ángulo de incidencia de la luz es diferente en verano y en invierno. En verano el sol incide más directamente y calienta más (y ten en cuenta que el calor sí afecta al rendimiento de las placas solares) mientras que en invierno la luz solar es menos productiva.
Ojo con la nieve
Ya hemos visto que las placas solares en invierno rinden igual o más. Pero, ojo, si las cubre la nieve, no.
Si nieva lo suficiente, la producción puede ser muy reducida o hasta nula. No es que dejen de funcionar, es que si la nieve tapa la cubierta no deja pasar la luz del sol. Y ya hemos dicho que las placas lo que necesitan es luz.
En este caso sería necesario retirar la nieve para reanudar la producción o bien esperar a que desaparezca por sí sola. Por suerte, la nieve se derrite más rápidamente en una placa solar que sobre otras superficies.
Además, como comentábamos antes, las placas solares deben tener cierta inclinación, y esto facilita que la nieve se caiga sola y no sea necesario retirarla manualmente.
Y no sufras por los paneles solares: están fabricados y diseñados para ser resistentes al granizo, la nieve y otras condiciones climatológicas adversas.
Como ves, no tienes motivos para dejar de disfrutar de la energía solar en invierno. De hecho, ¿sabías que Alemania, con mucho menos sol que España, es líder en Europa en instalaciones fotovoltaicas? Justamente es en invierno cuando suele aumentar la demanda de consumo energético y vale la pena aprovechar tu propia energía.
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